He crecido paseando descalza por la orilla del Mediterráneo, con el sol acariciando la piel salada y la brisa del mar de fondo.

Con 23 años decidí dar el paso de dejar mi trabajo y mudarme a Menorca, sin saber que ese cambio significaría tanto en mi vida.

Esa misma semana nos confinaron en casa y recuperé mi pasión por crear. Cuando era pequeña, me encantaba hacer pulseras para las amigas, pintar y colorear.

Desde entonces, creo joyas a mano inspiradas en el mar, con la paleta de colores de la isla, deseando dibujarte una sonrisa y que te transporten a las noches de verano en Menorca.

A mí, me recuerdan esa niña pequeña que caminaba por la arena descalza.